13 de mayo de 2010

Respaldo y solidaridad con los 470 trabajadores

El gobierno nacional acaba de anunciar que se retira el fideicomiso que gestionaba la Papelera Quilmes, ex Massuh. Un año y siete meses antes de lo firmado, a través de enviados del secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, los trabajadores fueron anoticiados de que el emprendimiento es “inviable” y que el estado se retira.


El funcionario nacional propone que los propios trabajadores determinen quienes deben ser echados, seleccionando un centenar de entre ellos mismos. La propuesta incluye además la rebaja a 1500 pesos por mes de todos los salarios. Por último, y para ocultar un definitivo abandono de los trabajadores a su suerte, el gobierno nacional sugiere la conformción de una cooperativa. Los trabajadores han rechazado las tres propuestas y se mantienen resistiendo dentro de la planta.

El esquema descripto devela el verdadero objetivo que guió la intervención estatal en la fábrica de celulosa: generar las mejores condiciones para la aparición de un inversor privado. En esa ecuación la variable de ajuste, una vez más, son los trabajadores.



De una vez por todas y para no repetir con discursos renovados, las políticas de siempre, como trabajadores creemos que el estado debe dejar atrás la idea de recomponer una inexistente burguesía nacional, coartada utilizada para justificar los cuantiosos fondos en subsidios que sí se otorgan a la rentabilidad privada - y allí está la historia de Massuh para contarlo - pero que nunca son puestos al servicio de otro modelo productivo, que tenga a la buena vida del pueblo como objetivo.

Ante esta situación, desde la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), las regionales Quilmes y Solano, manifestamos nuestro respaldo a la única propuesta concreta, presentada desde hace un tiempo por los trabajadores de la ex Massuh y que no obtuvo eco en las autoridades nacionales. Es aquella que pone el acento en profundizar la función social que la papelera está en condiciones de cumplir. Proveer de papel para la confección de libros y textos escolares de bajo costo, cuando la producción de esos materiales esenciales para la educación de nuestros pibes ha mermado en los últimos años.

Son los propios delegados los que denuncian que la única inversión realizada en Papelera Quilmes desde la intervención estatal fueron los programas conocidos como REPRO (Programa de Recuperación Productiva) que otorgan 600 pesos para adicionar a los salarios y que en su mayoría vencen este mes. A eso se redujo la intervención económica del estado en Papelera Quilmes.



Como si las promesas incumplidas no fueran suficientes el cuento se repite: ahora se propone que los trabajadores formen una falsa cooperativa, que sin acceso a ningún tipo de financiamiento y puesta a competir con reglas impuestas por un mercado altamente concentrado y monopolizado por Ledesma está destinada al fracaso. En ese contexto, formas de trabajo que tienden a alimentar la solidaridad y la igualdad entre los trabajadores, se convierten en meros fondos de desempleo y en canteras de trabajadores precarizados.

Claro que el estado debe intervenir, pero no para asfaltar el reingreso del gerenciamiento privado, sino para facilitar la viabilidad económica y hacer las inversiones necesarias, también en cuanto a cuidar el medio ambiente de la zona, sobre el que la fábrica impacta. Ese proceso debe tener a los propios trabajadores como verdaderos protagonistas y decisores de su autonomía.


Ni un despido en Massuh, que los trabajadores gestionen la fábrica. Para la produccion de libros escolares a bajo costo, con todo el financimiento y el apoyo estatal que sea necesario para viabilizar social y económicamente el proyecto.

Central de Trabajadores de la Argentina
Regional Quilmes
Regional Solano